domingo, 17 de julio de 2011

Daniel en el foso de los leones


Daniel en el foso de los leones en la Pila Bautismal de Santa Juliana de Santillana del Mar, Cantabria



Envidia de los sátrapas.


2Decidió Darío establecer en su reino ciento veinte sátrapas para todas las partes del reino, 3bajo el mando de tres ministros -Daniel era uno de ellos-, a los que los sátrapas deberían rendir cuentas, con el fin de impedir que el rey recibiera daño alguno. 4Este mismo Daniel se distinguía entre los ministros y los sátrapas porque había en él un espíritu extraordinario, y el rey se proponía ponerle al frente del reino entero. 5Por ello los ministros y los sátrapas se pusieron a buscar un motivo de acusación contra Daniel en algún asunto de Estado; pero no pudieron encontrar ningún motivo de acusación ni falta alguna, porque él era fiel y no se le podía reprochar de negligencia ni falta. 5Entonces se dijeron aquellos hombres: “No encontraremos ningún motivo de acusación contra este Daniel si no es en materia de la ley de su Dios.” 7Los ministros y sátrapas acudieron, pues, a toda prisa ante el rey y le hablaron así: “¡Viva eternamente el rey Darío! 8Todos los ministros del reino, prefectos, sátrapas, consejeros y gobernadores, aconsejan de mutuo acuerdo que se promulgue un edicto real para poner en vigor la prohibición siguiente: Todo aquel que en el término de treinta días dirija una oración a quienquiera que sea, dios u hombre, fuera de ti, oh rey, será arrojado al foso de los leones. 9Ahora pues, oh rey, da fuerza de ley a esta prohibición firmando el edicto, de suerte que no se cambie nada, con arreglo a la ley de los medos y persas que es irrevocable.” 10Ante esto, el rey Darío firmó el edicto de prohibición.

Oración de Daniel.


11Al saber que había sido firmado el edicto, Daniel entró en su casa. Las ventanas de su cuarto superior estaban orientadas hacia Jerusalén y tres veces al día se ponía él de rodillas, orando y alabando a su Dios; así lo había hecho siempre. Aquellos hombres vinieron en masa y sorprendieron a Daniel invocando y suplicando a su Dios. 12Entonces se presentaron al rey y le dijeron acerca de la prohibición real: “¿No has firmado tú una prohibición según la cual todo el que dirigiera, en el término de treinta días, una oración a quienquiera que fuese dios u hombre, fuera de ti, oh rey, sería arrojado al foso de los leones?” Respondió el rey: “La cosa está decidida, según la ley de los medos y los persas, que es irrevocable.” 14Entonces ellos dijeron en presencia del rey: “Daniel, ese deportado de Judá, no hace caso de ti, oh rey ni de la prohibición que tú has firmado: tres veces al día hace su oración.” 15Al oír estas palabras, el rey se afligió mucho y se propuso salvar a Daniel; hasta la puesta del sol estuvo buscando el modo de librarle. 16Pero aquellos hombres volvieron apresuradamente ante el rey y le dijeron: “Ya sabes, oh rey, que según la ley de los medos y los persas ninguna prohibición o edicto dado por el rey puede ser modificado.”

Daniel en el foso de los leones.


17Entonces el rey dio orden de traer a Daniel y de arrojarle al foso de los leones. El rey dijo a Daniel: “Tu Dios a quien sirves con perseverancia, te librará.” 18Se trajo una piedra que se colocó a la entrada del foso, y el rey la selló con su anillo y con el anillo de sus dignatarios, para que la suerte de Daniel no se pudiese cambiar. 19Después el rey volvió a su palacio y pasó la noche en ayuno. No dejó que se le trajeran concubinas y el sueño huyó de él. 20Al amanecer, al rayar el alba, el rey se levantó y se dirigió a toda prisa al foso de los leones. 21Al acercarse al foso, gritó a Daniel con voz angustiada: “Daniel, servidor del Dios vivo, tu Dios, a quien sirves con perseverancia, ¿ha podido librarte de los leones” 22Entonces Daniel habló con el rey: “Viva el rey eternamente! 23Mi Dios ha enviado a su ángel, que ha cerrado la boca de los leones y no me han hecho ningún mal porque he sido hallado inocente ante él. Y tampoco ante ti, oh rey, he cometido falta alguna.” 24El rey entonces se alegró en gran manera y mandó sacar a Daniel del foso. Sacaron a Daniel del foso y no se le encontró herida alguna, porque había confiado en su Dios. 25Y el rey mandó traer a aquellos hombres que habían acusado a Daniel y echarlos al foso de los leones, a ellos, a sus mujeres y a sus hijos. Y no habían llegado aun al fondo del foso cuando ya los leones se habían lanzado sobre ellos y les habían triturado todos los huesos.

Profesión de fe del rey.


26Entonces el rey Darío escribió a todos los pueblos, naciones y lenguas que habitaban en toda la tierra: “¡Sea grande vuestra paz! 27Doy orden de que en todos los dominios de mi reino se tema y se tiemble ante el Dios de Daniel,
porque él es el Dios vivo, que subsiste por siempre,
-su reino no será destruido
y su imperio durará hasta el fin-
28el que salva y libera, obra señales y milagros
en los cielos y en la tierra;
el que ha salvado a Daniel del poder de los leones.
29Y este mismo Daniel floreció en el reinado de Darío y en el reinado de Ciro el Persa.

Libro de Daniel 6, 2–29

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2 comentarios:

A las 17 de julio de 2011, 23:13 , Anonymous Raul Rentero ha dicho...

me encanta el blog que habéis creado, el plasmar las historias bíblicas con imágenes en piedra de las que tantas podemos encontrar en España, es magnífico. ánimo que os sigo
saludos desde el maestrazgomagico.blogspot.com
RAUL

 
A las 18 de julio de 2011, 19:18 , Anonymous Moli, Berto y Gumi ha dicho...

¡Bienvenidos esos saludos! ¡Guau!
No siempre nos han sacado favorecidos, pero ahí estamos los animalitos, esculpidos en la piedra. En Palencia y en Cantabria hay auténticas maravillas. ¡A ver hasta dónde llegamos!
Lo dicho: ¡Guau, guau, guau!

 

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