domingo, 9 de octubre de 2011

La piara de cerdos

Canecillo. Valle del Río Pirón. Segovia
 
8 26Arribaron a la región de los gerasenos, que está enfrente de Galilea. 27Al saltar a tierra, le salió al encuentro un hombre de la ciudad, un endemoniado, que desde hacía mucho tiempo andaba semidesnudo y no vivía en una casa, sino entre los sepulcros. 28Al ver a Jesús, se puso a gritar, se echó a sus pies y dijo a grandes voces:
-«¿Qué tengo yo que ver contigo, Jesús, Hijo de Dios Altísimo? Te pido que no me atormentes».
29Y es que Jesús estaban mandando al espíritu impuro que saliera de aquel hombre. Pues muchas veces el demonio se apoderaba de él, y a pesar de que lo ataban con cadenas y lo sujetaban con grilletes, él rompía las ataduras y, empujado por el demonio, marchaba a lugares desiertos. 30Jesús le preguntó:
-«¿Cuál es tu nombre?».
Respondió:
-«Legión».
Porque habían entrado en él muchos demonios. 31Y le pedían que no les ordenara volver al abismo.
32Había allí una piara numerosa de cerdos hozando por el monte, y los demonios le suplicaron que les permitiera entrar en ellos. Jesús se lo permitió. 33Los demonios salieron del hombre, entraron en los cerdos y entonces toda la piara se lanzó por el precipicio al lago y se ahogó.
34Los porquerizos, al ver lo ocurrido, huyeron y lo fueron contando por la ciudad y por los caseríos. 35Salieron, pues, a ver lo ocurrido y, al presentarse donde estaba Jesús, encontraron al hombre del que habían salido los demonios sentado a los pies de Jesús, vestido y en su sano juicio; y se llenaron de miedo. 36Los que lo habían presenciado les contaron cómo había curado al endemoniado. 37Entonces toda la gente de la comarca de los gerasenos le rogó que se alejara de ellos, porque les había entrado mucho miedo. Jesús subió a la barca y emprendió el regreso. 38El hombre de quien habían salido los demonios le pedía ir con él, pero Jesús lo despidió diciendo:
39-«Vuelve a tu casa y cuenta lo que Dios ha hecho contigo».
El hombre se marchó publicando por toda la ciudad lo que Jesús había hecho con él.

(Evangelio de Lucas 8, 26–39)

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